Poesía zen

Cuando maridamos la filosofía zen y un poema nos enfrentamos a un acertijo, una adivinanza que no puede ser resuelta de una forma lógica.

Durante siglos, este tipo de textos han ilustrado la sabiduría que no conoce la razón. Saltando la amplia brecha que hay entre oriente y occidente, le dejo con estos sutiles versos. 

Los dos hemisferios del zen

Los dos hemisferios del zen se sincronizaron.
El amor y la atención se unificaron a la par.
El corazón respiró desde su centro.
Primero inhaló y luego exhaló.
Un solo latido ocupó todo el espacio.
Un instante detuvo al tiempo;
así surgió el arte de observar,
con el reloj parado y la taza vacía.
 
El aliento,
dueño del momento,
se hizo presente.
Y rezó en su mente:
así en la tierra como en el cielo.
 
El zen meditó sus propias palabras.
Mientras en su pensamiento,
a fuego lento,
nevaba.
Una lluvia de flores del mismo color.
El blanco más puro vestido de gala.

Como la nada para la ocasión.

Otro poema zen

Ahora te comparto unos brevísimos versos para reflexionar. Un minuto de poesía para despertar a la consciencia.

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Autor del contenido

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Juan Fernández Vicente, poeta reconocido por su habilidad para expresar emociones universales, es autor de obras como Tu amor no es una ciencia exacta y Versos de la última frontera. Su trabajo se centra en explorar la profundidad del alma humana a través de la poesía, destacándose por su conexión con temas como el amor, la melancolía y la introspección.

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