Poema al fuego eterno

No es casualidad que la humanidad le haya otorgado un carácter casi divino al fuego, así como tampoco es ventura que yo le dedique un poema. El fuego, además de su estética poética, aúna todas las características necesarias para encender un verso apagado: belleza, pureza, elegancia, majestuosidad…

Ojalá no le deje frío el poema para iluminados que le comparto en la siguiente sección. 

La llama sagrada

Arriba de la hoguera, 
el fuego sagrado
baila 
sin el fino velo
de las bailarinas rifeñas.

Su cuerpo de flama
es una hipnótica danza;
su corazón, un sol latente;
su alma, un conjuro en vela.

Alrededor de la llama
hay doce apóstoles
formando un círculo perfecto.

Arde la piel de la estepa.
Muerde a la madrugada
las fauces del deseo.
Sueñan en el cielo,
con la tierra de los sueños,
las estrellas embarazadas.

Más poemas que arden a fuego lento

El siguiente vídeo es otro bocado de poesía salvaje para tiempos de auxilio. ¡Ojalá sean de su agrado!

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Autor del contenido

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Juan Fernández Vicente, poeta reconocido por su habilidad para expresar emociones universales, es autor de obras como Tu amor no es una ciencia exacta y Versos de la última frontera. Su trabajo se centra en explorar la profundidad del alma humana a través de la poesía, destacándose por su conexión con temas como el amor, la melancolía y la introspección.

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